En un año donde los abrazos y los besos están limitados, las visitas y celebraciones deben ser mensuradas; el Colegio de Médicos de la Provincia de Misiones quiere llegar al corazón de cada una de las madres, especialmente de sus matriculadas, esas mujeres que dan y salvan vidas; mujeres aguerridas que forman parte de la primera línea de batalla en esta época de pandemia, que conjugan maternidad y medicina. A ellas vaya nuestro homenaje en este día tan especial.
Ser madre significa cambiar tu vida, tu tiempo y tu forma de pensar por tus hijos. Significa dar todo tu corazón y entregar tus fuerzas cada día para sacar a tus hijos adelante y enseñarles a vivir. Ser madre también implica noches de insomnio y un sinfín de preocupaciones. Y si a ellos debemos incluir las horas de guardias, la preocupación por la salud de sus pacientes, las urgencias, las capacitaciones, adaptarse a una pandemia con los riesgos y protocolos, sin dudas que nuestras madres médicas merecen todo nuestro reconocimiento y admiración.
Es por ello que en este día tan especial, el Colegio de Médicos de la provincia de Misiones quiere destacar la labor de sus matriculadas que conjugan medicina y maternidad. Hoy desean reflejar la historia de algunas de ellas, y a través de las mismas homenajear a las madres médicas.
“No están fácil compartir la medicina con la maternidad”, manifestaba la doctora Liliana Arce, quien recordó que “en las primeras épocas como pediatra, Facundo, mi primer hijo, hizo varias guardias conmigo porque no lo quería dejar solo”
Liliana es madre de Facundo, de 25 años, y Gonzalo, de 23 años, a quienes los define como sus “soles, son mi vida, mi motor para seguir adelante”. En tanto, la médica recordó cómo sus hijos, cuando eran pequeños, le pedían pasar más tiempos juntos, lo cual por su desempeño profesional se volvía casi imposible.
“Cuando mis hijos tenían 3 y 5 años, trabajaba en el hospital y en un consultorio particular, y tras un fuerte planteo de uno de ellos, un día dejé el consultorio particular, y no me arrepiento porque me dediqué a ellos junto con la medicina. Porque para mí la maternidad está primero, pero yo tengo pasión por lo que hago que es la infectología, la pediatría y la investigación”, aseveró la doctora.
En tanto, enfatizó que “la maternidad es algo único, maravilloso. Pero no están fácil compartir la medicina con la maternidad, lo veo ahora en las residentes, a veces les suelo dar consejos porque uno ve reflejado en lo que ya pasó. Siempre le explico que esa sensación de culpa que a veces tenemos, sepan que estamos haciendo un bien a la comunidad; y en el caso de los pediatras estamos cuidando la salud de los hijos de otras mamás”.
Por otra parte, la doctora María del Carmen González, quien tiene dos hijos de 30 y 27 años, explicó que “a pesar de ser una profesión muy absorbente, sobre todo una especialidad como es neonatología, estuve siempre presente en todas las etapas, en todo momento dándoles la prioridad a mis hijos. Ser madre como profesional, tiene sus dificultades, pero la maternidad nunca fue un obstáculo en mi trabajo. Ser madre es maravilloso”.
La maternidad en épocas de pandemia
En esta fecha también queremos reflejar la historia de otra madre médica, la doctora Raquel Matkoski, quien está al frente del hospital Samic de Puerto Iguazú. Mujer que al desatarse la pandemia formó parte de la organización y protocolos para esa localidad, momentos en que todo era incertidumbre, que los niños comenzaron las clases virtuales, y que los gobernantes decretaban una cuarentena total.
Mamá de dos niños, Valentino, de 11 años, y Francisco, de 7. Raquel considera que sus hijos “y mi marido Fernando son quienes siempre me acompañan y me tienen mucha paciencia. Ellos me apoyan y sostienen”.
También la doctora Silvia Rosana Viola, logró conjugar “los valores del profesional médico y la maternidad”. Hace 36 años se dedica a la Medicina General en la localidad de Alba Posse y es madre de María Valentina (25) y María Victoria (21).
Amor infinito
La doctora Marcela Beligoy, especialista en Hematología, considera que la maternidad “es conocer el amor infinito, sin envidias ni rivalidades, es algo tan puro, sincero y tan infinito; siempre le digo a mi hija, María Constanza que la amo hasta el corazón de Dios. Particularmente en estos momentos ser mamá y médica es difícil, en estos tiempos de pandemia”.
Marcela es mamá de Constanza, una niña de seis años que padece “una enfermedad genética llamada fibrosis quística que afecta a los pulmones y el tubo digestivo, ella tiene insuficiencia pancreática severa y necesita de enzimas para absorber lo que come y crecer, como también nebulizaciones especiales, neumonologos, nutricionista, gastroenterólogo, kinesiología y cuidados extremos por ser inmunosuprimida. Cuando me enteré lo de la pandemia, no lo niego, me dio mucho miedo, desde contagiarla hasta que le pase algo por mi culpa. Pero, el miedo te detiene y paraliza”.
Marcela no bajó los brazos, venció los miedos y enfrentó a la pandemia. “Distribuimos las tareas con mi marido. Yo trabajo 10 horas aproximadamente por día, más las guardias. Así que él se ocupa de la enseñanza, las clases por zoom; y yo de los turnos y recetas con los especialistas”.
De esta manera, podemos contar muchas historias de nuestras doctoras misioneras, pero el espacio es tirano. En tanto, no queremos dejar de desatacar a la doctora Silvana Giudici, madre de dos niños, Juan Pablo y Germán, de 8 y 10 años, respectivamente.
Guidici es especialista en clínica médica y neurología. “Es una carrera larga y exigente, pero es algo que sabía desde un principio, como también siempre tuve claro que la maternidad no era algo que quisiera sacrificar”.
La médica fue contundente al hablar de la medicina. “Me gusta mucho mi trabajo y sé que me consume bastante tiempo, no siempre alcanza el día para todo, más de una vez me cuestiono si el tiempo que le dedico a mis hijos es suficiente. Por ejemplo en esta pandemia, que para todos fue complicada, me vi en figuritas para hacer las tareas con ellos, yo sigo trabajando normalmente, y no siempre tengo el tiempo o la didáctica para lograr estar al día con las actividades escolares”.
Sin embargo, la doctora Guidici comparte con sus hijos sus tiempos libres y trata “de estimularlos para que, el día de mañana, cuando elijan su profesión sepan que no hay nada mejor que trabajar en lo que a uno le gusta, solamente de esa manera el día a día no es un sacrificio sino una elección que se comparte con los que uno quiere”.
